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Pedagogo, reformador y defensor de la educación pública universal (1881-1941)
Darío Enrique Salas Díaz nació el 9 de mayo de 1881 en Imperial Bajo (actual Puerto Saavedra), en la región de La Araucanía.
Se tituló como profesor normalista en Chillán en 1899 y, en 1900, se trasladó a Santiago para obtener su título como profesor de Castellano y Francés en el Instituto Pedagógico. Fue en Estados Unidos, donde obtuvo un máster en Pedagogía y un doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Nueva York.
A su regreso a Chile, Darío Salas Díaz dedicó su vida a transformar la educación nacional, enfocándose en la educación pública como motor social y democrático.
En una época marcada por la desigualdad educativa y el alto analfabetismo, Darío Salas Díaz defendió la universalidad y obligatoriedad de la educación primaria. Su conferencia, dada el 29 de junio de 1910 en la Universidad de Chile, señaló que:
Los recursos destinados a este objetivo son escasos e insuficientes para llegar a toda la sociedad.
Este llamado alertó sobre la necesidad de una educación pública dirigida y financiada por el Estado, como pilar para la consolidación de una sociedad más justa.
En 1917 publicó El Problema Nacional, donde diagnosticó el analfabetismo y propuso una educación práctica, orientada a la higiene, aritmética aplicada, contabilidad, y actividades culturales populares como museos y teatro.
La Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, promulgada en 1920, estableció la educación primaria gratuita y obligatoria, al menos hasta cuarto año. Durante su gestión como Director General de Educación Primaria, Salas Díaz impulsó programas de salud escolar, incrementó la matrícula de 332,000 a casi 487,000 alumnos, e incluyó a pueblos originarios.
Entre 1927 y 1941, Salas Díaz promovió la creación de escuelas experimentales que aplicaron métodos científicos de enseñanza, sentando las bases para el Plan de Renovación de la Educación Secundaria de 1945. Su visión integró innovación pedagógica, formación docente, y la incorporación de contenidos que respondieran a las necesidades sociales y económicas del país.
Darío Salas Díaz dejó una huella integral en la educación chilena desde distintas aristas:
El fin de la educación es social, apuntando hacia igualdad, eficiencia económica, virtudes sociales e inteligencia política.